Alo alo alo, finalmente me
puse las pilas y empiezo a traer las reseñas que tengo requete re atrasadas.
Temo decirles que van a tener reseñas para rato, porque hay muchas acumuladas
que esperan ver la luz. Mil disculpas de antemano.
Bueno, hoy vengo con la
reseña de un libro que leí como por noviembre/diciembre del año pasado. Creo.
Me da fiaca chequear en GR cuándo lo leí, perdón. Pero está esperando desde el
2017 seguro.
Muchos saben que Heima es hogar
en islandés es uno de mis libros favoritos así que obviamente iba a
leer todo lo que Laia escribiera. Empecé por su primer novela y aquí vengo a
contarles mi opinión.
Sinopsis: Abril está obsesionada con sus sueños. Desde que se cruzó
con ese desconocido en la biblioteca, él se le aparece cada vez que se queda
dormida. En su mundo onírico, el chico es Víctor, un burgués de la Barcelona de
1914, y ella… Ella ni siquiera es ella misma, sino Marina, una obrera que vive
en el mismo edificio que Víctor.
Mientras la historia de los dos jóvenes del pasado avanza noche tras noche, Abril lucha por mantenerse al margen de las emociones de Marina e intenta descubrir qué significan esos sueños.
Según Francesc Miralles, «Los días que nos separan es un sorprendente debut, tanto debido a la juventud de la autora como a la elaborada magia que emana de la novela».
Mientras la historia de los dos jóvenes del pasado avanza noche tras noche, Abril lucha por mantenerse al margen de las emociones de Marina e intenta descubrir qué significan esos sueños.
Según Francesc Miralles, «Los días que nos separan es un sorprendente debut, tanto debido a la juventud de la autora como a la elaborada magia que emana de la novela».
Siéndoles honesta, no sé
qué poner en esta reseña. No porque no recuerde este libro, porque lo recuerdo
a la perfección. Pero es que me gustó tanto que no sé cómo explicarlo. Cuando
terminé de leer Los días que nos separan me quedé sin palabras. Me gustó,
realmente me gustó.
Hice todo al revés. Este libro
fue el primero de Laia Soler y
después vino Heima, pero yo leí Heima primero. Tenía miedo que, habiendo
amado Heima de la forma en que lo
amé, Los días me iba a parecer
bastante blandito, escrito por una autora primeriza y eso. En cierta manera fue
así pero también no lo fue. Sí noté que Heima tenía una pluma más madura, más
experimentada, pero la historia de Abril y Marina me tocó profundo. En este
libro se puede ver el tremendo potencial de la autora, potencial que se ha ido
volviendo realidad con cada nuevo libro que Soler publica.
Abril es una chica común y corriente, que va a
la universidad y cuida de su hermano pequeño, Miguel. Un día va a la biblioteca
a pedir prestado el libro de Peter Pan y conoce a Leo, un chico que también había
ido en busca de ese libro. Él decide cedérselo a Abril, asegurándole que
esperará su turno para leerlo. Desde ese momento, Abril no puede dejar de
pensar en Leo pero, aún más extraño, no puede dejar de soñar con él. O con un
chico que luce igual que él pero se llama Víctor y vive en la Barcelona del año 1914. Y
en sus sueños ella no es Abril, sino Marina, una chica de clase trabajadora que
trabaja para la acaudalada familia de Víctor.
Hasta aquí va todo bien.
Sueños soñamos por montones y no es raro soñar con un chico que nos gustó en la
vida real. Pero pronto nuestra protagonista se da cuenta que estos no son
sueños normales. Cada vez que se duerme, la historia de Víctor y Marina va
avanzando, como si lo estuviera recordando, como si necesitara revivir lo que
sucedió. Los sentimientos de Marina comienzan a mezclarse con los de Abril y
esta ya no sabe dónde termina la fantasía y comienza la realidad.
“Existe una palabra para definir el momento en que fantasía y realidad se mezclan: locura.”
Soler va entretejiendo dos historias
distintas, en las que se va alternando el pasado y el presente en un contraste
estremecedor de dos épocas bastante distintas. No puedo más que quitarme el
sombrero ante Laia por haber conseguido unir todas las piezas de manera tan
perfecta. Se nota a kilómetros que investigó muchísimo a la hora de escribir
esta historia, pues la ciudad, el estilo de vida de la época, los artículos
periodísticos del momento, todo reflejan mucho trabajo y amor por lo que hizo.
Los días que nos separan es
una novela autoconclusiva, un stand alone. Y aunque eso es bueno (porque estoy
bastante harta de tanta saga y tanta trilogía), me quedé con ganitas de saber
más de Leo y Abril, de su historia juntos e incluso de enterarme qué fue de Marina
y su vida. Un epílogo habría estado perfecto pero bueno, esos son deseos de
metida y de no querer que la historia se termine jaja!
“Me hacía sentir querida, pero, sobre todo, afortunada. Todos esos sentimientos siguen aquí, a flor de piel, y no voy a permitir que se marchiten. Sería como dejar que un árbol muera durante el invierno sólo porque es una época difícil.”
Si hay algo que
le puedo criticar a la novela es que la historia de Marina y
Víctor está tan bien contada, tan bien ambientada, profundizada y trabajada,
que hacia el final del libro me di cuenta que la historia del presente había
perdido mucha fuerza. Supongo que es muy difícil lograr un equilibrio y la
autora hizo lo mejor que pudo, pero personalmente me sentí mucho más unida a
Marina que a Abril.
El gran fallo que le veo a la novela es que el final se veía venir.
Por lo menos para mí, fue bastante predecible ya desde la mitad del libro. Pero
tengo que reconocer que aunque fuera un tanto predecible consiguió que me
emocionara y me entristeciera, no me fue en lo absoluto indiferente. Te deja
una sensación agridulce.
“Nadie puede hacerte feliz. La felicidad es un sentimiento propio que nace de uno mismo.”
Le puse 4 cupcakes por lo que ya les dije y porque, para mí, nada le
gana a Heima, pero en serio les recomiendo esta historia enormemente.
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